Descompte:
-5%Abans:
Després:
37,00 €Acostumbrados a hablar de las relaciones entre cine y literatura, explorar los parentescos entre cine y pintura y sondear las dimensiones filosóficas del cine, tendemos a olvidar con demasiada facilidad los remotos y firmes vÃnculos del binomio CIENCIA-CINE. Aunque la primera historia general del cine publicada en 1925 dedicaba la mitad de la obra a evocar, razonar y justificar las múltiples y esenciales ventajas que para la investigación cientÃfica y la enseñanza de las ciencias habrÃa de reportar el cinematógrafo, el nuevo invento -como consecuencia del gran desarrollo cientÃfico e industrial del siglo XIX- habÃa derivado tempranamente por otras sendas y, como tantas veces ha sido dicho, la fórmula Méliès habÃa desbancado a la Lumière y desde entonces el cine apostarÃa por el espectáculo antes que por la ciencia. La representación cinematográfica de la ciencia y la tecnologÃa no habÃa hecho sino comenzar con aquellas deliciosas ficciones de Méliès pobladas por numerosos y variopintos cientÃficos. A partir de ese momento, toda la historia del cine estará salpicada de apariciones de hombres de ciencia que terminarán por configurar diversos arquetipos fácilmente reconocibles por el público. ALBERTO ELENA, profesor titular de Historia de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid, explora algunas de estas convenciones y arquetipos, sin duda piezas esenciales para cualquier reconstrucción de la comprensión pública de la ciencia en nuestra época.