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11,38 €La nueva novela de Jaime Alejandre, Buen viaje, compañero, en una contenida y esencial narración, nos ofrece la travesÃa vital de una madre y su hijo. Marcados por una circunstancia de tal envergadura que aboca a uno de ellos a la situación más extrema, más inimaginable para un ser humano. El dÃa que quise ver morir a mi hijo, asà comienza esta historia de la que ya no podemos separarnos. Absorbente y estremecedora, a la búsqueda de la contundencia de su mensaje con la mayor economÃa de palabras e imágenes, esta nouvelle zarandeará las conciencias de sus lectores. Relato en el que también se revela el terrible poder destructor del miedo. Y la titánica lucha contra ese sentimiento que en verdad envenena a la inmensa mayorÃa de personas. Profundos seres limitados, sÃ, nosotros, todos, que vivimos en la desgracia de sentirnos poseÃdos por el temor. Pero en estas terribles páginas, sin embargo, no se trasluce la desesperación, no cala la amargura, sino la luminosidad de la vida finalmente aceptada y celebrada. Según Jaime Alejandre, esta novela nació en él impulsada por muchas fuentes de inspiración. Ejemplos de vidas de familias reales y reflexiones audaces, como las de Saulo Fernández, psicólogo social: ¿Cómo nos sentirÃamos si percibiésemos que somos irrelevantes para los otros ¿Si detectásemos que, aunque sea de forma sutil, pero generalizada, las personas que nos rodean no nos tienen en consideración para la interacción social con el mismo grado de entusiasmo que al resto ¿Y si sospechamos que ese déficit social se debe a alguna caracterÃstica que nos define como individuo ante los otros o ante nosotros mismos a la que no podemos renunciar como, por ejemplo, el aspecto fÃsico Sentirse ignorado o no tenido en consideración por los otros debido a una caracterÃstica esencial de nuestra persona produce una sensación profundamente humillante. Ser ignorados por los otros, no ser relevante como persona para los que nos rodean en el mismo grado en que suponemos que el resto de personas lo son, produce un sentimiento profundamente denigrante de humillación. Pero cuando unos humanos se dedican intencionadamente a intentar humillar a otros se produce algo siempre todavÃa peor que la discriminación. La discriminación restringe, roba, limita derechos, pretende evitar que un ser humano pueda desarrollar por completo sus potencialidades. Pero el objetivo de la humillación es aniquilar la fibra más Ãntima de la propia humanidad de una persona, destruir la naturaleza misma de su ser. Contra ello, Alejandre opta por la única defensa posible, el amor. Amor más allá de nada imaginable. Asà se nos confiesa: El dÃa en que deseé con todo mi amor ver morir a mi hijo. Historia para quien sabe desprenderse del lastre de los prejuicios y aspira a ser cautivado por el triunfo de la dignidad.